La boda del último heredero europeo, Guillermo de Luxemburgo, y
la condesa Stèphanie se convirtió, como no podía ser de otro modo en una improvisada
pasarela de moda donde las princesas o consortes de la realeza europea
mostraron las últimas tendencias de la alta costura. Desde el vestido de la
novia del libanés Eliee Saab, del que me declaro fan absoluta, por su delicado
trabajo con los detalles, donde la pedrería y el encaje son casi siempre los
protagonistas, hasta el deslumbrante Chanel que lució Carolina de Mónaco o la
espectacular princesa de Holanda, Máxima Zorreguieta con un conjunto de dos
piezas con falda lápiz adornada con un lazo y cuerpo mostaza con manga
acampanada, de la firma Natan.
Fue su tocado lo que la convirtió en una de las
protagonistas de la alfombra roja en tonos ocre adornado con pluma de Fabienne
Delvigne. Aunque más sorprendente fue su vestido para la noche de gala anterior
a la boda con el que se convirtió en la más fotografiada del evento, al
deslumbrar con un pronunciado escote palabra de honor y bordados plateados con
forma de rombos de Jan Taminiau que complementó con un bolero de tul en
volantes. Una vez más ha vuelto a reafirmar mi elección de que la futura reina
de Holanda es la más elegante de las princesas europeas no sólo por su acierto
a la hora de asomarse a la alfombra roja con look arriesgados y diferentes sino
también por su sempiterna sonrisa que hacen de ella una de las princesas más
cercanas y divertidas de ahí que por sus venas corra sangre argentina.

La moda española vino de la mano de nuestra princesa Letizia que
volvió a confiar en su diseñador de cabecera, Felipe Varela, con un conjunto
compuesto por abrigo de guipur ‘nude’ con flores en 3D bordado y con perlas
barrocas y cristal, y vestido en crepé de seda color ciruela. Para mi gusto una
de las más sosas del evento junto a Mary de Dinamarca que se decantó por un
look clásico con un vestido ‘lady’ de color vino con escote en ‘v’, péplum y
cinturón drapeado.

La que tampoco arriesgó en colores fue Victoria de Suecia con un abrigo gris con plisados a modo de panel ni Mette Marit con un vestido azul marino de encaje aunque fue la única que no cubrió su cabeza con un tocado o sombrero sino que se decantó por una trenza de lado con una diadema dorada y una cinta azul entrelazada. Chanel, Dior, Elie Saab, Felipe Varela, Edouard Vermeulen para la firma Natan o Christian Louboutin son solo algunos de los diseñadores que dejaron su impronta en la boda que llenó de glamour Luxemburgo y en la que Máxima Zorreguieta se llevó el premio a la más elegante puesto que compartió con Carolina de Mónaco sin olvidar a la protagonista del evento: la novia que hasta ahora se había decantando por la sencillez acertó, y mucho, con su vestido de Elie Saab de encaje de color marfil bordado con hilo plateado, manga tres cuartos con encaje y un velo de tul de seda de color marfil bordado con hilo de oro.
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