
La Madrid Fashion Week vuelve a situar a la moda española en
lo más alto y poco tiene que envidiar a París, Nueva York y Milán. Su éxito se
debe a la mezcla perfecta entre diseñadores consagrados y nuevas figuras que
han logrado hacerse un hueco en un sector, vapuleado por la crisis, que sigue
tirando de imaginación para mantenerse en los primeros puestos del escalafón. Las
propuestas de los diseñadores españoles son innumerables y van desde una mujer
sensual y roquera a la más dulce y sofisticada. Los trajes de baño se sumergen
en la sabana africana o se fusionan con aires orientales y los looks de belleza
van desde las melenas sueltas a mil y un recogidos, vuelve la coleta y los
labios intensos se mezclan con los cada vez más presentes tonos nude. Pero si
algo une a todas las propuestas es el objetivo de acercarse a la calle con
prendas versátiles y prácticas en la que los nuevos tejidos aportan la novedad.


Es muy difícil quedarte con un solo diseñador pero en este
post me decanto por dos creadores consagrados que siguen sorprendiéndome año
tras año: Teresa Helbig y Jorge Vázquez y por un recién llegado que estrena la
pasarela con premio: el de L’Oreal a la mejor colección, Juan Vidal. El desfile
de Helbig está entre los primeros de mi lista por ese don de la diseñadora
catalana para vestir a la mujer de manera que se sienta guapa y especial.
Inspirado en un viaje por la costa este americana mezcla el jean y el algodón
blanco con vestidos largos de croché o gasa. Un acierto sus falditas de tablas
o los vestidos con vuelo sin olvidar el mono largo con la espalda al aire que
sigue marcando tendencia. No faltó el vestido baby doll que en esta ocasión reinventa en croché negro con
joyería bajo el pecho. Las joyas ornamentales en latón aportaron ese toque
especial sin olvidar los vestidos largos blancos inspirados en una de sus
musas: Jane Birkin.


El desfile de Jorge Vázquez me pareció uno de los más
especiales imitando una puesta de sol. El diseñador
reinventó el estilo lady en clave rock con vestidos y trajes de pantalón a la
rodilla. Plumas, apliques de serpiente y texturas de neopreno aportaron el
toque distintivo de un desfile que, una vez más, ofrece un vestuario práctico
que realmente puede lucirse en la calle. Me quedo con sus abrigos de verano de
manga corta, sus vestidos de cintura ajustada y la chaqueta bomber sobre una
falda larga que ofrece un look desenfadado pero sin perder un ápice de la
elegancia que caracteriza a sus diseños.


Frente a los creadores más consagrados si para algo sirve la
pasarela madrileña es para lanzar a nuevos diseñadores que acaban de dar sus
primeros pasos en el sector. Es el caso de Juan Vidal que en su estreno se ha
llevado el premio a la mejor colección. No es para menos y es que su colección
inspirada en la novela El Amante de Marguerite Duras nos traslada a Oriente a
través de tejidos como seda, georgette, algodón y elastán. Vidal viste a una
mujer hiperfemenina, sofisticada y sensual y su gran apuesta son los vestidos
con un patronaje cuidado al milímetro. Sus prendas son las protagonistas, con la
ausencia de joyas y carteras, a través de vestidos ceñidos a la cintura con aberturas
laterales que más que mostrar insinúan y originales estampados que se han
ganado a la crítica.
Y cierro este post con un merecido homenaje al veterano
diseñador: Roberto Torreta que celebra sus 30 años en la moda con un repaso por
los colores, tejidos y cortes que hemos podido ver a lo largo de su
trayectoria. Faldas mini o a la rodilla, monos, pantalones pitillo o hasta los pies,
vestidos largos y de cóctel, con tejidos exquisitos, asimetrías y color, mucho
color. Un estallido de rojos, verdes, azules, rosas o pistachos con los que
demostró una vez más las claves para seguir tres décadas entre los diseñadores
más aclamados del panorama actual.